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miércoles, 18 de septiembre de 2019

DESARROLLO Y EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE

BILRAE se complace en publicar un artículo del académico don Pedro R. García Barreno titulado «Desarrollo y evolución del lenguaje» que se completa con abundantes referencias bibliográficas.
En algún momento, alrededor de 230000 años atrás, un homínido evolucionado –tal vez un Homo erectus– que habitaba los altos del Golán, en el Medio Este, rayó con una lasca un trozo de roca volcánica del tamaño de una ciruela, consiguiendo un objeto con apariencia antropomófica denominado Venus de Berekhat Ram. Se han encontrado en África y Australia indicios de la utilización de ocre hace 60000 años y, en el primero, insinuaciones de objetos de arte y ornamentos personales datados hace 50000 años. El epicentro de la denominada «explosión del arte» se sitúa hacia finales de la glaciación Würm, en Europa, hace 40000 años, cuando los europeos modernos reemplazaron a los neandertales; aunque hay indicios que estos pulieron dientes y huesos y utilizaron ocre, con propósito decorativo; ¿imitación o sugerencia del hacer de sus vecinos más evolucionados? Los datos más fiables, procedentes de los estudios en la zona Kostenki 17, en Rusia, datan hace 38000 años la eclosión ornamental.
Pero nada es más humano que el lenguaje hablado, aunque, desgraciadamente, no fosiliza. Se han registrado inscripciones simbólicas hace 13000 años, y la escritura hace 6000 años. ¿Cuándo apareció el habla? Hace 200000 años los homínidos africanos tenían la base del cráneo idéntica a la de los humanos modernos, y la anatomía necesaria –canal del nervio hipogloso, aparato fonador– data de hace 150000 años; pero los comportamientos que, se supone, dependen del lenguaje, no habrían aparecido hasta hace 40000 años. Ello deja un margen de maniobra de cien mil años que intentan rellenar varias teorías. Es difícil concebir arte sin lenguaje hablado; ambos comparten alguna clase de significado social. La datación de las costras de carbonato que recubren las pinturas en diversas cuevas de la península Ibérica, fechan su ejecución hace casi 65000 años; ello revela que fueron neandertales los primeros artistas europeos, amén de haber aportado el 2% del genoma del homo sapiens, sin que haya indicios de participación denisovana (restos hallados en la cueva Denisova –por el ermitaño Denis– situada en la región sur-occidental de Siberia, pertenecientes a una subespecie neandertal que emigró hacia Oriente).
Allá por la década de 1950, dos psicólogos acogieron en sus hogares al chimpancé Viki, al que criaron como si de un hijo se tratara; lograron que manejara cuatro palabras: mama, papa, cup y, tal vez, up. A la década siguiente tuvieron más suerte con el chimpancé Washoe, al que intentaron enseñar el lenguaje de signos americano logrando que ejecutara hasta cien signos y combinarlos en secuencias de dos o tres «palabras», pero pocos aceptaron que correspondieran a un verdadero lenguaje. El gorila Koko o el bonobo Kanzi incrementaron la lista. La mayoría de los investigadores concluyó que todos ellos podían aprender palabras o signos, pero ninguno mostró la capacidad de formar frases. Sin embargo, las pruebas de que los simios son malos vocalizadores –«la ausencia de evidencia puede que no refleje ausencia de capacidad vocalizadora», comenta la psicóloga Katie Slocombe– pero aceptables gesticuladores, ha soportado la teoría gestual de los orígenes del lenguaje. Otro ejemplo es el border-collie Rico, estudiado por la etóloga Juliane Kaminski; muerto en 2008, seguía instrucciones orales para identificar un objeto entre varios y colocarlos en un determinado lugar o entregarlos a una persona específica. Cuando oía una palabra nueva seleccionaba un objeto sin «marca oral» que asociaría en el futuro con el nuevo sonido. Un hecho similar sería el comportamiento de los perros pastores a los silbidos del pastor. Esta rápida asociación de marcas arbitrarias a objetos se había considerado algo único a los peques humanos: «mapeo rápido». Tal ejemplo puede sugerir que la asociación de palabras con objetos o acciones no sea exclusiva de los humanos. Todos esos comportamientos, característicos de un infante de 2,5 años, pueden explicarse mediante el manejo de dos o tres sonidos (palabras) que actúan como estímulos discriminatorios que incitan un determinado comportamiento, y sin que nada tengan que ver con una descodificación sintáctica de una frase....
GARCÍA BARRENO, Pedro. Desarrollo y Evolución del Lenguaje. Boletín de Información Lingüística de la Real Academia Española, [S.l.], p. 39-57, jun. 2018. Ver artículo completo en: http://revistas.rae.es/bilrae/article/view/231/559

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